a) La
navaja espiritual o como ignorar el consenso informado con teorías
conspiracionistas “en relación a la Salud”.
Recuerdo
la frase de garganta profunda dirigida a Mulder, en la fabulosa serie
Expedientes X “la mejor manera de esconder una mentira es entre dos
verdades”. Esto se aplica también a muchas teorías conspiranoicas que
apuntan esencialmente, por ejemplo, a afirmaciones tales como “ el COVID no
existe” “las vacunas son chips que te implantan para controlarte” “no existe la
transmisión el virus por aire” “las vacunas no sirven” “la hidroxicloroquina es
el remedio ideal pero no quieren que la usemos para no romper la hegemonía de
las farmacéuticas” y otras
afirmaciones a las que solemos estar acostumbrados en estos momentos de
incertidumbre informativa y terraplanismo epistémico.
Siempre
sostengo que las opiniones son como la boca, todos tenemos una. Defendiendo la
elección libre acerca de lo que creer, solo me movió a escribir este artículo
la conversación con un antiguo amigo que sostiene algunas de estas loables pero
no confirmadas teorías, muchas veces basadas en opiniones aparentemente
fundadas por supuestos profesionales, sin contrastar con la evidencia opuesta
sostenida por revistas del calibre como, por ejemplo, de The Lancet. A la hora
de reunirnos en pandemia, por su solicitud, y tratando de mi parte de acordar
las formas de cuidado (a las que cada uno tiene derecho a esgrimir, al menos
para uno mismo), recibí una respuesta que poco tuvo de objetividad y mucho de
emocionalidad…. “Respeto la precaución y la libertad de opinión pero no
la cobardía. A mi me molesta el barbijo, no se entiende lo que se habla”.
Un discurso cargado de acento emocional y de cierta agresividad, con
connotaciones de superioridad moral. Paradójicamente, coincidimos en muchos
conceptos pero a la hora de respetar la posición del otro aparece el gran “Otro” de lo inconsciente y
lo digo desde el discurso que remite al otro original, cuyos representantes
superyoicos remiten a las primeras figuras parentales en relación con las
instancias psíquicas. Nuestro concepto del yo remite siempre a un otro la
necesidad desde el campo de lo imaginario, alienado en el yo y el sujeto, solo
pasible de ser volcado al campo de lo simbólico, en este caso al lenguaje.
¿Como
rebatir un discurso emocional cargado de ideología conspiranoica?. Un artículo
interesante de Jovan Byford, profesor en Psicología, en The Open University,
cuyo artículo publicado por Magnet traducido por Silvestre Urbón y cuyo enlace
dejo debajo en inglés y español para que puedan leerlo del original[i]
Citaré
y analizaré cada punto del artículo con aportaciones personales basadas en conceptos
de las neurociencias.
1. Reconoce la magnitud
del problema
“Hablar con personas que
defienden teorías conspiratorias es intrínsecamente difícil. Simplemente
poniendo los datos sobre la mesa o señalando contradicciones lógicas en el
argumento conspiratorio no suele ser suficiente. Las teorías conspiratorias
son, por definición, irrefutables. La falta de pruebas de una conspiración, o
las pruebas positivas en su contra, hacen que los conspiranoicos crean que se
trata de tejemanejes para ocultar la verdad del público general. Así que
equípate con paciencia y prepárate para fracasar”….
Debemos
entender el derecho de exponer las evidencias a favor y en contra evitando
críticas de orden moral, que indican una clara connotación emocional. También
debemos reconocer la evidencia de las neurociencias, y en particular de la
psicología cognitiva incluyendo también ciertos conceptos epistémicos que son
reglas racionales de como debatir. Un ejemplo es el concepto de “sesgo
cognitivo”[1] Un sesgo cognitivo es una
interpretación errónea sistemática de la información disponible que ejerce
influencia en la manera de procesar los pensamientos, emitir juicios y tomar
decisiones. El concepto de sesgo cognitivo fue introducido por los psicólogos
israelíes Kahneman y Tversky en 1972.
Luego
tomar en cuenta el concepto epistemológico de “sesgo de confirmación de
hipótesis” Es la tendencia a buscar, propiciar, interpretar o recordar
información de manera que confirme algo que ya has decidido previamente, o que
favorece creencias y suposiciones muy arraigadas.
Es
el caso, por ejemplo, de personas que apoyan o se oponen a un tema determinado
(en este caso el COVID y sus ramificaciones), y no solo buscan información para
reforzar sus tesis sino que además, las interpretan de forma que defienda sus
ideas preconcebidas. O el “sesgo de anclaje” donde la decisión se centra
en la primera impresión recibida y que sirve para reforzar el sesgo anterior,
desatendiendo el resto de la información, aplicando en este caso el “sesgo
de observación selectiva”.
La
figura del “lecho de Procusto” que algunos amigos me han criticado con
sorna, diciendo que Teseo mató a Procusto (otro ejemplo de sesgo) se utiliza en
epistemología de la ciencia y en otros campos de lo discursivo, es una figura
alegórica que expresa una acción de estirar o cercenar un concepto para
ajustarlo a las propias expectativas.
2. Reconoce que existe
una dimensión emocional
“Las teorías conspiratorias no
resultan tentadoras por sus buenos argumentos, sino por la intensidad pasional
que suscitan. Este tipo de teorías se basan en el resentimiento, la indignación
y el desencanto con el mundo. Son historias que tratan sobre el bien y el mal,
más allá de lo que es verdad o no. Esto hace que las teorías conspiratorias
tengan un fuerte aspecto emocional. Las conversaciones pueden subir de tono y
acabar siendo una competición de gritos. Así que prepárate para tranquilizar la
situación y mantener el diálogo, sin necesariamente tener por qué ceder terreno”….
Esto
es aplicable tanto para los conspiracionistas y los pseudoescépticos. Para
evitarlo intuyo que todas las hipótesis y las voces de las diferentes
corrientes deben ser escuchadas y evaluadas según el propio saber y entender,
sin connotaciones personales ofensivas. Aquí puede también incluirse los
paternalismos intransigentes que desembocan muchas veces en conflictos en la
comunicación, recordando la teoría del ruido en la comunicación de Watzlawick
3. Descubre qué es en
lo que realmente creen
“Antes de intentar persuadir a
alguien, intenta averiguar la naturaleza y el contenido de sus creencias.
Cuando se trata de teorías conspiratorias, el mundo no se divide entre
"creyentes" y "escépticos": hay muchas posturas
intermedias.
Una minoría de los
conspiratorios más extremistas tratan las teorías conspiratorias como la pura
verdad y son particularmente resistentes a ser persuadidos de lo contrario.
Otros puede que no se consideren como "creyentes", pero están
dispuestos a aceptar que las teorías conspiratorias tienen algo de cierto y por
lo menos están haciendo las preguntas oportunas. Establecer la naturaleza y la
extensión de las creencias de una persona hará que te resulte más fácil
preparar tu respuesta”…
Una
política evidente que promueve el dialogo constructivo sin personalismos.
4. Establece puntos en
común
“Uno de los principales
problemas de las teorías conspiratorias es que no se limitan a cuatro locos con
cascos de aluminio o a los extremistas políticos. En tiempos de crisis e
incertidumbre, pueden contaminar las opiniones de otras personas que normalmente
son razonables.
Las teorías conspiratorias
hacen que la realidad parezca menos caótica y se aprovechan de inquietudes bien
fundamentadas sobre el mundo, como la concentración del poder económico y
político, la vigilancia de masas, la desigualdad o la falta de transparencia
política. Por eso, cuando se habla de teorías conspiratorias, hay que empezar
reconociendo esas inquietudes generales y limitar la discusión a si las teorías
conspiratorias pueden proporcionar una respuesta adecuada o significativa al respecto.
Son muchas las personas que
descubren las teorías conspiratorias a través de una curiosidad legítima,
aunque errónea, sobre cómo darle sentido al mundo. Los conspiranoicos a veces
se ven a sí mismos como escépticos razonables e investigadores autodidactas
sobre temas complejos. Evita criticar o burlarte de dichas características y en
su lugar coméntalo como algo que, en principio, puedes apreciar y valorar. Al
fin y al cabo tu objetivo no es reducir su curiosidad o hacer que sean menos
escépticos, sino cambiar aquello que les causa curiosidad o escepticismo.
Las teorías conspiratorias
suelen sonar convincentes porque comienzan con una exposición detallada de
hechos científicos o históricos creíbles. El problema es que dichos hechos y
argumentos llevan a conclusiones extraordinarias. El sustento verídico en el
que se basan este tipo de teorías es un buen punto de partida durante una
discusión. Estar de acuerdo en alguno de los hechos te permitirá centrarte en
ese toque de fantasía extra que hace que dos más dos sean cinco”…
Este
es el punto de partida a la hora de recibir algunas de las hipótesis que surgen
de premisas razonables pero que llevan a conclusiones extraordinarias. La
lógica y consistencia interna de las premisas lleva con buena probabilidad a
conclusiones razonables. Los métodos abductivos son una interesante herramienta
para abordar campos de múltiples extensiones en su complejidad. La búsqueda de
un sentido no debe privar la lógica del sentido. Configuramos el mundo a partir
de nuestras interpretaciones subjetivas de nuestras propias experiencias
personales, aunque a veces estas no sean la regla para interpretar el mundo
sesgadamente.
5. Pon a prueba los hechos
y evalúa sus argumentos
“Para desacreditar las teorías
conspiratorias hace falta un enfoque doble. Primero es necesario poner a prueba
los hechos y sus orígenes, abordando afirmaciones específicas y discutiendo qué
es lo que hace que una fuente sea fidedigna. Ofrécete para echarle un vistazo a
las pruebas juntos, incluyendo páginas web donde podáis verificar las fuentes.
Si estás hablando con un
creyente acérrimo, probablemente no se vaya a involucrar en algo así. Pero sí
todavía le queda un poco de razonamiento, existe la posibilidad de que lo haga
y empiece a cuestionar sus opiniones. El segundo enfoque consiste en poner en
tela de juicio la relevancia y la importancia de las conspiraciones en general.
Una opción podría ser señalar que, a lo largo de la historia, las teorías
conspiratorias no han tenido mucho éxito.
Por ejemplo, las alegaciones
durante muchos años de los negacionistas del SIDA de que los antirretrovirales
son más perjudiciales que el virus en sí no solamente fueron desmentidas, sino
que contribuyeron a cientos de miles de muertes en el África subsahariana. Un
caso más reciente son las afirmaciones de que la vacuna de la polio causa
esterilidad, provocando que la enfermedad resurgiera en Nigeria, Pakistán y
Afganistán.
Las alegaciones relacionadas
con el coronavirus son del mismo estilo. Situando estas teorías conspiratorias
en su contexto histórico podemos demostrar que no ofrecen nada nuevo y desvían
la atención de las preguntas que realmente nos deberíamos hacer sobre la
pandemia y sus causas. Con estos datos la persona en cuestión podría animarse a
dirigir su curiosidad y escepticismo a causas más útiles”…
Aquí
vemos un ejemplo claro de los sesgos anteriormente mencionados. Vacunas como la
de la polio, La viruela, Los cócteles retrovirales aplicados en el SIDA, más
allá de las hipótesis difíciles de comprobar (no necesariamente falsas) de la
producción intencional de un virus que diezmaría a los homosexuales (hoy
acertadamente reconocida como identidad de género) que han superado la prueba
del tiempo en cuanto a su eficacia (dejando de lado las hipótesis de guerra bacteriológica
y viral), los aportes de Pasteur respecto al origen de la rabia, la aparición
histórica de la peste bubónica que azoto a Europa en 1347 y cuyo vector eran
las ratas y la falta de conocimiento de medidas de higiene y control de plagas.
La famosa y misteriosa Gripe Española cuya mortandad asola incluso hoy los
sueños más terribles en los dominios del inconsciente colectivo (que no de
Jung), no pueden ser tomadas simplemente como evidencia única de factores
exógenos de naturaleza discutible.
Las mejores evidencias no son suficientes para
convencer a quien no les entran las balas (al decir popular), agitando la
controversia que lejos de sumar, resta.
6. Por último, sé
realista
“Obviamente no hay garantías
de que estos consejos vayan a ser efectivos. No existen argumentos irrefutables
o estrategias infalibles que hagan que todos los conspiranoicos se conviertan
en escépticos. Por lo tanto, mantén tus expectativas a niveles realistas. El
objetivo de hablar con los defensores de este tipo de teorías no es
convencerles, sino darles motivos para reflexionar y con suerte permitirles
desarrollar gradualmente una resistencia a la tentación de creerse ciertas
teorías conspiratorias”…
Un
claro ejemplo de esto es una de las obras más interesantes y vigentes en el
contexto actual de Camus”. ¿Qué nos enseñó La peste, de Albert Camus? Al decir
de Narbona https://elcultural.com/la-peste-albert-camus-en-los-tiempos-del-coronavirus Que las peores epidemias no son
biológicas, sino morales. En las situaciones de crisis, sale a luz lo peor de
la sociedad: insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad. Recomiendo una
mirada abierta a esta obra. su novela trasciende su marco temporal y
geográfico, adquiriendo el rango de metáfora universal. La expectativa de la
enfermedad y la muerte nos coloca ante las preguntas fundamentales que solemos
evitar o postergar. Camus piensa que no existe Dios, que la fe es una expresión
de impotencia, pero opina que el escepticismo no nos ha hecho más libres. Solo
nos ha dejado más desamparados.
B) La
evidencia del consenso informado o lo que desafila la navaja
Las hipótesis antivacuna dicen: el virus no existe, es
todo una campaña de distracción. O que es una maniobra de las élites para
alterar la economía y "crear un Nuevo Orden". O que el único objetivo
es convencer a la gente de que necesita ponerse la vacuna, inoculando a través
de ella compuestos químicos o chips biológicos (o etéricos) que servirán para
el control social y los más oscuros fines. Existen muchas voces, pero la
realidad es que hay cientos de miles de youtubers escuchando estas teorías de
la conspiración.
Pasemos
a la evidencia médica y a los estudios abiertos de diferentes universidades y
centros de alta complejidad a nivel internacional
https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2021/02/02/the-lancet-publico-datos-sobre-la-vacuna-rusa-sputnik-v-mostro-una-efectividad-de-916-y-no-registro-efectos-adversos-graves/
Un
informe de Medicina de Buenos Aires responde a todas las cuestiones que los
anticovid no saben y temen preguntar. Incluye además los estudios de 80
especialistas en todo el mundo y con la firma del artículo del Eduardo L. De
Vito Servicio de Neumonología del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo
Lanari, UBA, Buenos Aires, Argentina. Para aquellos que tengan dudas pueden escribirle
a su mail eldevito@gmail.com
https://www.medicinabuenosaires.com/indices-de-2020/volumen-80-ano-2020-s-6-indice/ocho_mitos/
Se
incluyen además los trails de investigación sobre pandemia y vacunas de la U.S,
National Library of Medicine Clinical Trails.gov (en inglés)
https://clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT04363203?cond=COVID-19&fund=01&draw=2&rank=1
El
hecho de que un experto crea en algo no
significa necesariamente que un hecho sea cierto. Pueden encontrarse expertos y
personas muy inteligentes que respaldan cualquier posición. Eso es dominio de
opinión, siempre que la misma no coarte la opinión informada tanto de la
comunidad médica internacional como la de cualquiera que se cuestione el
“Status Quo” de una situación.
https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2020-07-12/teorias-conspiracion-coronavirus-5g-vacunas-gates_2673676/
Algunas
editoriales han hecho un fenómeno de ventas de algunos libros usando la
paranoia y la falsa anticipación de una pandemia. Es el ejemplo de la obra del
prestigioso autor de terror y fantasía Dean Koontz. En su obra Los Ojos de la
Oscuridad (The Edge of Darkness) de los ochenta ya se hablaba de una pandemia
inducida como arma de guerra de un virus de gripe que el llamó el virus Gorski
que una editorial en su reedición cambió por el nombre de Wuhan 400, en una
clara estrategia de mercadeo.
Los números fríos
3 millones de fallecidos y
cerca de 145,9 millones personas infectadas.
https://www.rtve.es/noticias/20210424/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml
Riesgos Vs Beneficios
Habiendo
trabajado en la industria farmacéutica (hace mucho tiempo ya), conozco las
manipulaciones comerciales de la industria como estrategia de mercado, y doy fe
que no hay laboratorio que sea una “carmelita descalza” y como siempre digo
“todos tenemos muertos en el ropero”, pero también es verdad que los
medicamentos son un mal necesario (en términos de eficacia vs efectos
adversos). Hay tres fases de estudio de una droga que requieren un estudio in
vitro y uno in Vivo. Cada una debe ser estrictamente vigilada, para establecer
alta eficacia y bajos efectos adversos (además de una certera bioequivalencia),
siendo estudios que deben ser verificados por los centros públicos dedicado a
ellos. En Argentina el ANMAT y la FDA en USA y otros en diferentes países.
¿Están
las vacunas actuales libres de efectos
adversos? La respuesta es no y hay estudios que lo revelan. ¿Han tenido tiempo
de ser profundamente estudiados dichos efectos? De nuevo la respuesta es no.
¿La relación costo beneficio es aceptable? Tomando en cuenta la situación
epidemiológica actual y el tiempo record en que se han obtenido resultados para
vacunas que combatan el COVID, los efectos adversos son mayores que en otros
medicamentos testeados a lo largo de un mayor lapso. ¿El beneficio es superior
al costo? A mi entender sí.
https://espanol.cdc.gov/flu/vaccines-work/vaccineeffect.htm
Trabajo
en el Hospital de Día Dr. Hugo Rosario, la situación de cualquiera que esté o
haya estado trabajando o concurriendo a cualquier hospital, clínica o centro de
salud, puede decir basado en la experiencia, el nivel de contagiosidad y de
gravedad del COVID. La eclosión de las UTI y la dificultad del plantel médico
de responder a la demanda es un hecho. No es un efecto fantasmático. La
enfermedad es real, los enfermos también, las camas ocupadas por COVID lo
demuestran. Y lo más grave, las cepas virulentas de Manaus y la inglesa no solo
duplican el contagio sino que ya no respetan edades.
Como
personal de la salud responsable, yo me vacuné. Me ha tocado la de AstraZeneca
(¿karma?). Habrá que esperar si me transformo en un muerto viviente, un
teledirigido o muero por causa de la vacuna. Habrá que esperar a la prueba del
tiempo.
Este
artículo no insta a nadie a vacunarse, cada uno es libre y responsable de su
propia elección. Siempre que se respete la elección del otro. Los cuidados para
reducir el contagio no son solo para evitar el contagio propio, sino también el
de los demás. Cada uno tiene la libertad y la responsabilidad de elegir como
cuidarse, incluso también no cuidarse, siempre que se respete el derecho del
otro a hacerlo. Si no nos une el amor
quizá nos una el espanto.